Noches de bohemia

¿Conocéis esa expresión "somos amigas desde chiquitillas"? A lo largo de la vida son muchas las personas que entran y salen de tu vida. Unas permanecen más tiempo, otras, contrariamente a lo que tú esperabas, desaparecen rápidamente... Pero hay una especie rara, en extinción diría yo, que son esos amigos que tienes desde pequeña. Esos que conociste en la guardería o, como es mi caso, cuando empecé el colegio con tres años recién cumplidos. Son pocos, tengo que reconocerlo, pero están ahí, siempre y para lo que toque ya sea bueno o malo.
Bien, pues con ese reducido y exclusivo grupo tengo una pequeña tradición. En vacaciones de verano y en vacaciones navideñas quedamos una noche para cenar, tomar unas tapas o lo que se tercie. Este verano no iba a ser menos y el pasado viernes tocó salir a cenar.
El lugar elegido fue el Restaurante Alejandro Plaza Vieja

Nada más llegar nos preguntan si nos apetece una copa de cava. ¿Quién podría resistirse a esa sugerencia? Por supuesto que nos apatece... ¡Porque nosotras lo valemos!

Mirando la carta no sabes qué elegir... Platos tan simples como un filete ruso se convierten en manjares exquisitos. La cerveza... Imposible describirla, definitivamente no he probado una caña mejor tirada.
Y entre manjar y manjar, cerveza y copa de vino, confesiones a la luz de la vela, cotilleos banales, bromas, planes...
La noche iba pasando y nosotras cual Carrie Bradshow y amigas en "Sexo en Nueva York" no parábamos de hablar y reír. Llegó el momento postre y decidimos algo de chocolate y un sorbete de mojito. A falta de Cosmopolitan...

Tanto calor hacía y tan refrescante era el mojito que cuando el camarero vino a ofrecernos una copa no pudimos resistirnos y tuvimos que aceptar otro mojito, preparado con gran maestría por el equipo del restaurante.

Y comiendo y bebiendo y hablando y riendo llegó la hora de marcharnos.
Fue una gran noche de amigas en la que hubo muchas risas, grandes conversaciones, planes para el futuro y mucha ilusión por seguir quedando año tras año.